Sobre Nosotros

El Festival Internacional de Música Habana Clásica se funda en el año 2017 por iniciativa del pianista cubano Marcos Madrigal. La intención es reunir dentro del circuito cultural de la ciudad a destacados intérpretes locales y foráneos. Con una amplia propuesta musical dedicada a satisfacer las necesidades estéticas de los públicos, los repertorios cuidadosamente escogidos abarcan tanto obras de siglos pasados como contemporáneas. El festival promueve el intercambio entre músicos consagrados y emergentes, fomenta el diálogo docente a través de clases y conferencias magistrales, impulsa acciones con un marcado carácter social y apuesta por la integración entre las artes.

Con sede principal en el centro histórico habanero; sus salas de conciertos y plazas se convierten en el escenario predilecto para hacer sonar la música. Por segunda ocasión, el evento contó con el respaldo de la Cooperación Suiza (Cosude) en calidad de donante líder. La V edición, la más ambiciosa de las realizadas hasta el momento, logró reunir más de un centenar de artistas entre solistas y orquestas de Alemania, Canadá, Cuba, Estados Unidos, Francia, Italia, Líbano, Mali, México, Países Bajos, Paraguay, Polonia, Reino Unido, Siria, Suecia, Suiza y Túnez. El Fondo de Arte Joven (FAJ), plataforma cultural de Cosude que apoya la creación artística emergente, lideró la gestión financiera y operativa del festival, de conjunto con el Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas. El festival contó, además, con el auspicio de la Asociación Cultural Habana Clásica (ACHC) con sede en Roma, Italia, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) y el Instituto Cubano de la Música (ICM).

Habana Clásica 2023

Buscaba razones espirituales para presentar esta V Edición del Festival Habana Clásica, cuando leí la sentencia de la sabia Luscinda, personaje de Cervantes, quien decía: “La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu”. Con ese propósito restaurador, esta temporada de conciertos y actividades de música, danza y escena tendrá lugar en la capital cubana del 18 de noviembre al 3 de diciembre de este año.

Por cinco veces el festival, nacido en el 2017, promueve la fiesta en lato sensu, celebra la alegría del encuentro, la emoción que fideliza los votos de Marcos Madrigal con las sedes en el Centro Histórico de la Ciudad. Enamorado de su vocación, contagia a otros para que compartan su arte con músicos y público cubanos. A tan noble misión se suma este año el Fondo de Arte Joven (FAJ), que apenas en unos meses ha logrado, con el soporte de muchas instituciones, dar cabida también a Habana Clásica.

Escribo estas líneas mientras escucho con tristeza el anuncio de guerras y muertes en espacios estelares de todos los medios de comunicación, pero me reconforta saber que Habana Clásica sigue incentivando la utopía de la cultura y las artes, promueve la belleza que emana de los procesos creativos, sostiene la fe de los jóvenes y alimenta la esperanza de que un mundo mejor es posible. Toda solución cultural es bienvenida si tributa al sostenimiento de la vida. Hay una inteligencia natural que nutrir con tales soluciones diversas y hemos de sustentar que la fortaleza de la inteligencia artificial, en tanto herramienta que acelera procesos de análisis, dependa siempre de los saberes humanos.

Con capacidad incorporativa y alquimia transmutadora –expresiones lezamianas de lo que sucede en América– participan en esta ocasión más de 60 artistas y agrupaciones, foráneas y locales, que representan a 18 naciones (Alemania, Canadá, Cuba, Estados Unidos, Francia, Países Bajos, Italia, Líbano, Mali, México, Paraguay, Polonia, Reino Unido, Siria, Suecia, Suiza y Túnez). Entre las muchas manifestaciones artísticas, será protagonista en esta ocasión la flauta, en homenaje al mítico intérprete y profesor Roberto Ondina (La Habana, 1904-1963). Anécdotas extraordinarias cuentan del especial sonido de su arte y desempeño académico, que legó una genealogía de flautistas en Cuba. A la par este festival, siempre en pos de lo imperecedero, propiciará un encuentro inédito con culturas clásicas de Oriente y Occidente.

Habana Clásica privilegia la novedad de obras compuestas ad hoc por el compositor en residencia de esta edición, el cubano Daniel Toledo Guillén, quien, junto al italiano Nicola Sani, nos regala varios entrenos nacionales y mundiales. Madrigal aplica artísticamente una curaduría diversa e inclusiva que apela a repertorios no habituales, pues la escucha es tan ávida de novedad como las artes visuales. Por ello, en las sedes del Centro Histórico de la Ciudad se procura que cada programa sea como una “expo” transitoria, que combina a los canónicos occidentales con los repertorios femeninos de Fanny Mendelssohn, Mel Bonis, Layale Chaker, y la ítalo-cubana Mónica Marziota, que alternan con el sirio Kinan Azmeh, el venezolano Paul Desenne o el cubano Ernesto Oliva. El Museo Nacional de Bellas Artes acoge los conciertos de músicas clásicas de las culturas árabes norafricanas y de Mali, nutrientes fundamentales de la historia de la música, que no puede explicarse sin estas fuentes y prácticas primarias de canto y narratividad.

Una sinergia fraternal unirá los esfuerzos de la Oficina del Historiador de la Ciudad y la Cooperación Suiza (Cosude), el Instituto Cubano de la Música y la Embajada de Suiza en Cuba, la Fondazione Accademia Musicale Chigiana y el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, el Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas y el Centro Nacional de Música de Concierto, la Embajada de Italia en Cuba y el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de Italia en el más grande de los festivales de Habana Clásica que se hayan celebrado. Así se cumplirá uno más de los deseos que, tras tres vueltas, pedimos a la ceiba mítica que sigue encarnando, desde la capital cubana, toda cultura que nos una.

Por Miriam Escudero.