Habana Clásica 2023
Buscaba razones espirituales para presentar esta V Edición del Festival Habana Clásica, cuando leí la sentencia de la sabia Luscinda, personaje de Cervantes, quien decía: “La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu”. Con ese propósito restaurador, esta temporada de conciertos y actividades de música, danza y escena tendrá lugar en la capital cubana del 18 de noviembre al 3 de diciembre de este año.
Por cinco veces el festival, nacido en el 2017, promueve la fiesta en lato sensu, celebra la alegría del encuentro, la emoción que fideliza los votos de Marcos Madrigal con las sedes en el Centro Histórico de la Ciudad. Enamorado de su vocación, contagia a otros para que compartan su arte con músicos y público cubanos. A tan noble misión se suma este año el Fondo de Arte Joven (FAJ), que apenas en unos meses ha logrado, con el soporte de muchas instituciones, dar cabida también a Habana Clásica.
Escribo estas líneas mientras escucho con tristeza el anuncio de guerras y muertes en espacios estelares de todos los medios de comunicación, pero me reconforta saber que Habana Clásica sigue incentivando la utopía de la cultura y las artes, promueve la belleza que emana de los procesos creativos, sostiene la fe de los jóvenes y alimenta la esperanza de que un mundo mejor es posible. Toda solución cultural es bienvenida si tributa al sostenimiento de la vida. Hay una inteligencia natural que nutrir con tales soluciones diversas y hemos de sustentar que la fortaleza de la inteligencia artificial, en tanto herramienta que acelera procesos de análisis, dependa siempre de los saberes humanos.
Con capacidad incorporativa y alquimia transmutadora –expresiones lezamianas de lo que sucede en América– participan en esta ocasión más de 60 artistas y agrupaciones, foráneas y locales, que representan a 18 naciones (Alemania, Canadá, Cuba, Estados Unidos, Francia, Países Bajos, Italia, Líbano, Mali, México, Paraguay, Polonia, Reino Unido, Siria, Suecia, Suiza y Túnez). Entre las muchas manifestaciones artísticas, será protagonista en esta ocasión la flauta, en homenaje al mítico intérprete y profesor Roberto Ondina (La Habana, 1904-1963). Anécdotas extraordinarias cuentan del especial sonido de su arte y desempeño académico, que legó una genealogía de flautistas en Cuba. A la par este festival, siempre en pos de lo imperecedero, propiciará un encuentro inédito con culturas clásicas de Oriente y Occidente.
Habana Clásica privilegia la novedad de obras compuestas ad hoc por el compositor en residencia de esta edición, el cubano Daniel Toledo Guillén, quien, junto al italiano Nicola Sani, nos regala varios entrenos nacionales y mundiales. Madrigal aplica artísticamente una curaduría diversa e inclusiva que apela a repertorios no habituales, pues la escucha es tan ávida de novedad como las artes visuales. Por ello, en las sedes del Centro Histórico de la Ciudad se procura que cada programa sea como una “expo” transitoria, que combina a los canónicos occidentales con los repertorios femeninos de Fanny Mendelssohn, Mel Bonis, Layale Chaker, y la ítalo-cubana Mónica Marziota, que alternan con el sirio Kinan Azmeh, el venezolano Paul Desenne o el cubano Ernesto Oliva. El Museo Nacional de Bellas Artes acoge los conciertos de músicas clásicas de las culturas árabes norafricanas y de Mali, nutrientes fundamentales de la historia de la música, que no puede explicarse sin estas fuentes y prácticas primarias de canto y narratividad.
Una sinergia fraternal unirá los esfuerzos de la Oficina del Historiador de la Ciudad y la Cooperación Suiza (Cosude), el Instituto Cubano de la Música y la Embajada de Suiza en Cuba, la Fondazione Accademia Musicale Chigiana y el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, el Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas y el Centro Nacional de Música de Concierto, la Embajada de Italia en Cuba y el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de Italia en el más grande de los festivales de Habana Clásica que se hayan celebrado. Así se cumplirá uno más de los deseos que, tras tres vueltas, pedimos a la ceiba mítica que sigue encarnando, desde la capital cubana, toda cultura que nos una.
Por Miriam Escudero.